En la ciudad hay una calle que se
extiende en el sentido este-oeste y que recorre el centro desde la calle Juan
de la Barrera hasta Venustiano Carranza y que en varios de los cruces con las
principales avenidas está colocado el nombre que la idéntifica: M. M. de Llano.
Cuando era pequeño yo relacionaba
este nombre con el del Potrero del Llano, nombre que escuché en aquella canción
de Lázaro Salazar que hablaba del Escuadrón 201: “los presidentes Camacho y Truman hicieron un pacto y al guerra empezó,
hundieron un barco, un buque tanque y el Potrero del Llano también se hundió.
Diez, veinte, treinta mexicanos volaron y así formaron un escuadron, el 201 así
le llamaron y así volaron hacia el Japón…”. El Potrero del Llano fue un buque petrolero hundido por los alemanes que
ocasionó la entrada de México a la Segunda Guerra Mundial.
Bueno, tiempo después me di
cuenta que no tenían nada qué ver y que M. M. de Llano es el nombre corto de
Manuel María de Llano Lozano, personaje ilustre de estas Tierras Regias. De
Llano nació en Monterrey el 1 de marzo de 1799, hijo de Pedro Manuel de Llano,
político local destacado que fue diputado por el estado de Texas en 1814 y de
doña María de Jesús Lozano, quienes bautizaron al niño con los nombres de
ambos.
Muy joven De Llano estudió
medicina en la ciudad de México, aunque sin terminar la carrera, regresándose a
Monterrey e ingresando como médico en el primer Batallón de la Milicia Cívica y
ejerció la medicina durante muchos años en la cátedra y en la clínica.
Manuel María de Llano fue de convicciones
liberales, ideas separatistas y opositor siempre a los gobiernos conservadores.
Inició su carrera política en 1826 asumiendo la alcaldía de Monterrey aunque su
gestión duró solo 9 meses, para luego ser diputado en el Congreso del Estado.
Hacia 1831 fundó “El
Antagonista”, el primer periódico no oficial, es decir, sin conexión con el
gobierno, cuyo primer número vio la luz el 10 de marzo de 1831. El periódico se
publicó semanalmente, saliendo los jueves a un precio de 3 reales mensuales con
una suscripción trimestral que se pagaba por adelantado. El semanario constaba
de 4 páginas y solo se publicaron 30 números, quizá por la temática que
manejaba: señalar las fallas y arbitrariedades en que los funcionarios de la
época incurrían en prejuicio de la ciudad y sus habitantes.
Manuel María de Llano tuvo una
vida de servicio público muy prolífica: fue alcalde de Monterrey en cinco
ocasiones y Gobernador del Estado en cuatro, además de la diputación
mencionada. De Llano se adelantó a su época en cuanto a las políticas de
gobierno de las Leyes de Reforma:
- Como ya mencioné, publicó un periódico antes que existiera la Ley de Libertad de Imprenta (1855)
- Reglamentó el derecho de cobros en los servicios religiosos antes de la Ley sobre Derechos y Obvenciones Parroquiales (1857)
- Prohibió la inhumación en los templos antes del Decreto de Secularización de Cementerios (1857)
Aunque Manuel M. de Llano fue un
ferviente católico, según sus biógrafos, lo que buscaba era frenar los abusos en
que caían algunos integrantes del clero con los habitantes.
De los acontecimientos
importantes que sucedieron fue una epidemia de cólera en agosto de 1833, en la
que perecieron 5 mil personas, más del 20% de la población, y su participación en la capitulación de
Monterrey ante el ejército estadounidense el 24 de septiembre de 1846.
Manuel María de Llano, apasionado
político liberal, católico fervoroso, médico y periodista implacable falleció a
los 64 años en la ciudad que lo vio nacer el 9 de marzo de 1863.
¡Saludos desde Tierras Regias...!!!
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